16 dic 2010

Cosas imposibles...

-Oye que es cierto lo que digo, ¿eh? es tan cierto como que cada vez que pienso en ti tengo mariposas en el estómago.-dijo tomando un gran respiro. Ella le miró descompuesta.-Sí, es cierto. Aún siento cosas por ti. Recuerdo aquella tarde como si fuera ayer... Sí, aquella tarde de nuestras vidas, quedamos inocentemente para intercambiar música pero acabamos haciendo el amor. Esa fue mi primera vez.-dijo.-Y fue la mejor de mi vida. Con la persona adecuada, en el momento adecuado y en el lugar adecuado.-añadió.-Quizás yo en mi vida haya sido un hijo de puta, pero no me arrepiento de nada...-dijo exhalando el humo de su cigarillo.-Salvo... no haber hecho algo en el momento adecuado.-dijo poniéndose de pie. Fue a la cubierta a por la botella de Jägermeister. La abrió y pegó un buen trago. Se sentó junto a ella nuevamente. La miró a los ojos.-Te amo.-dijo. Era la primera vez en su vida que decía esas palabras.-Perdóname. Perdóname por haberte hecho daño en algún momento. Perdóname porque mi propio orgullo superó mi amor hacia ti.-dijo mirando al suelo arrepentido. Sabía que esas palabras ahora no servían de nada. Pero más vale tarde que nunca.-Y antes de que me digas cualquier cosa, sé que ahora estás con alguien, y que es mil veces mejor que yo. Sé todo eso. Diciéndote esto no pretendo que vuelvas conmigo ni nada por el estilo... Solo quiero que sepas la verdad. Que cuando te decía que no creía en las relaciones ni en la fidelidad en realidad me moría de celos por dentro, pero me gustaba hacerme el duro, aunque no me trajo más que problemas. Me gustaría viajar en el tiempo y haber sido un buen chico. Me doy cuenta ahora, cuando ya la he cagado. Cuando es demasiado tarde y tú eres prácticamente inalcanzable...-dijo. Ella le miraba estupefacta, puesto que él siempre había sido excesivamente cerrado con sus sentimientos.
Él no le había dicho a nadie nunca jamás las cosas que él sentía hacia una persona. Ni tan siquiera a su propia hermana. Era la primera vez que abría su corazón a alguien. Quizás era el alcohol, la situación... fuere lo que fuere, estaba abriéndose ante ella.-¿Sabes? Cuando te marchaste por última vez, yo no fui a despedirme porque no me atreví, no porque no te quería... En realidad, después, cuando ya te habías ido, cogí el primer vuelo a cualquier lugar, completamente aleatorio... recuerdo que fue Praga. Y estuve allí dos semanas, drogándome hasta casi morir de sobredosis, y... llorando todas las noches. Sí. Sé que los hombres no deben llorar, pero yo lo hice por ti. Estuve dos semanas desaparecido. Nadie sabía nada de mí. Me daban por muerto. Y yo estaba muerto, pero por dentro... He estado en coma emocionalmente desde que te marchaste... y acabo de salir hoy, al volver a contemplar tus ojos de mar... Sé que no eres humana. En realidad, no sé si eres una diosa por tu belleza divina, o un demonio que embruja con sus ojos cristalinos a todo hombre que cruce su mirada con la tuya. Me has embrujado. No sé cómo, pero aquí me tienes, lobotomizado y muriendo por tus labios de cereza.-dijo mientras la miraba fijamente.-Me tienes... a mí y a quién quieras.-dijo dándole un trago a la botella.-En parte vine a Nueva York porque sabía que estabas viviendo aquí... Ni siquiera te busqué. Es el destino. Llevo años soñando con decirte estas cosas...-dijo. El sol estaba comenzando a salir y los dos se callaron durante unos instantes para contemplar la salida del sol. La sensación de ser la única pareja que estaba contemplándolo desde alta mar, era como si el sol saliera solo para ellos... para alegrar sus corazones.-¿Sabes? Tú eres mi sol, mi amanecer... Porque cuando tú no estabas, todo era oscuro, y no podía distinguir nada, ni siquiera lo bueno de lo malo... Pero llegaste tú, y le diste luz a mi vida, y todo fue para bien. Y te volviste a marchar y todo volvió a ser oscuro... Intenté sustituirte con la Luna, pero no me alumbraba lo suficiente como tú... Todo seguía igual de oscuro... Hasta que ahora, después de la noche eterna que han sido estos años, has vuelto a aparecer, y has vuelto a alumbrarme. Pero sé que te irás. Y ahora sé porqué. Porque tú también tienes que alumbrar a otros. Ellos también te necesitan. Al igual que yo a ti, pero me sirve de consuelo, que en algún momento dejarás de alumbrarles para volver a hacerlo conmigo...-susurró a su oído.
Hubo un incómodo silencio durante un par de minutos...


A veces las personas necesitamos que nos digan cosas bonitas. Aunque cueste admitirlo, no somos autosuficientes. Dependemos demasiado de las personas, de nuestros sentimientos... somos débiles. No podemos estar solos, eso nos lleva a la locura... y cada vez me estoy acercando más y más...
Ahora mismo, no sé qué hacer. Siento que siento algo por alguien pero no sé si es algo.
No quiero irrumpir en tu vida y destrozarla por un simple capricho.
Tengo miedo. Estoy sola. Completamente sola. Te necesito en este momento, aquí, conmigo. Sentados los dos en una escalera, tú como siempre, risueño, y yo como siempre, preocupada... preocupada por temas banales que a ti te resbalaban.
Necesito contarte todas estas cosas para que te rías de mí y me digas que estoy loca y que pienso demasiado en estas cosas.
Necesito que estés aquí para que me lleves al centro en tu coche y hagamos cosas imposibles.
Te necesito... o no...
No sé si es un capricho o es real.

Solo sé que quiero volver a Madrid.

Summertime!

16 de dic, 2010
Verano otra vez. Pero esta vez no estás tú, ni él, ni nadie.
No hay chicos de verano, no hay amigas bohemias, no hay nada. Esta es mi segunda oportunidad y no puedo rechazarla. Tengo que empezar de nuevo. Todo otra vez.

Por lo menos no estoy sola.
















(mum & me)