30 ene 2011

Este es el momento

Un día, un muy buen amigo mío, me dijo: "Este es tu momento, vete, disfruta, y cuando vuelvas, vas a ser la puta ama. Aprovéchalo".
Cada vez que estoy triste recuerdo esas palabras. Ese amigo me enseñó muchas otras cosas, me dio muy buenos consejos, y sí, todos mis recuerdos con él son increíbles.
Quedábamos de cuando en cuando. Y joder, era la polla. Hacíamos cosas que creí que nunca iba a hacer. Nos reíamos, nos divertíamos, a veces bebíamos y otras hablábamos.
Me contó sus secretos más sucios y yo a él también.
De veras que yo nunca quise separarme de él. Y cada vez que recuerdo algo, le recuerdo a él. A sus historias, a su risa, a su pelo, su reloj...



"Eh mira, hazle una foto a esa lata"



En mi cabeza tengo muchas frases sueltas de él... como "Eres una gilipollas, deja de rayarte por tonterías" o... "Sabes, tienes que vivir la vida. TU vida. Que no te importen los demás mira por tus intereses" o frases sobre películas, canciones, discos y miles de cosas que teníamos en común.

Echo de menos a ese amigo, mucho. A veces le necesito para que me diga que soy una gilipollas por estar triste.
Pero también sé que él tiene una vida, y que obviamente no puede estar pendiente de mí todo el día, pero a veces me gustaría.
Me gustaría también ser como mi amigo, en ciertos aspectos. Preocuparme menos por tonterías y reírme de la vida. Me gustaría tener su vitalidad y su sonrisa contagiosa.

En resumen, mi amigo es el puto amo, y le extraño mucho.
Espero que este año nos veamos, amigo.

A ella.

La otra vez leí mi blog de arriba a abajo. Y no encontre ni tan sola una entrada dedicada a ella, a pesar de que haya sido una de las personas más importantes en mi vida. Así que me puse a pensar que debería escribirle alguna.
Horas después, hablé con ella y me comentó lo mismo. Y de veras, me sentí realmente mal. Por hacerle creer en algún momento que no le importaba.
Pero me importa.
Me importa tanto que no sé cómo decírselo, ya que esta entrada lleva en el borrador varios días.
Quizás tenga que contar la historia interminable, de cómo nos conocimos.
De cómo una chica llegó a hablarme porque le gustaba mi ropa llena de imperdibles, (admito que por esas fechas yo vestía como Nancy Spungen) y de esa charla tonta con monosílabos (por mi parte, ya sabe ella que soy la persona más tímida del mundo) empezamos a conocernos, más y más, hasta convertirnos en unas muy buenas amigas.


esto es de cuando cumpliste 16



Me hacía reír hasta que me dolía el estómago. Pese a todo, yo siempre la quise (y la quiero) muchísimo.
Aunque a veces nos peleábamos, e incluso una vez estuvimos meses sin hablarnos, pero después lo arreglamos y volvimos a ser las mejores amigas del universo.


esto fue de una de las miles de las veces que me castigaron y viniste a merendar a mi casa



También hubo una época en la que nos distanciamos, por un chico, mi ex. Pero al principio eso hizo que nos uniéramos más. Yo me acuerdo perfectamente de cuando nos llamábamos por las noches. Yo le preguntaba a ella que si yo le gustaba a él. Y ella me respondió un día que sí. Empezamos a salir, y yo, me porté bastante mal.



El chico y yo estuvimos un año y medio y en ese tiempo, cometí el error de distanciarse de mis amigas.
Pero después, cuando me dí cuenta de el error que había cometido, volví con ellas, y a los meses después, lo dejé con mi ex.
Entonces, nos convertimos de nuevo en muy buenas amigas. Íbamos a muchos sitios juntas, y ahora, que éramos más mayores, salíamos de noche, ligábamos con chicos, hacíamos muchas cosas que hacen muy buenas amigas.



En fin, ahora viene lo que realmente mola. Después de muchos momentos compartidos, vividos, reidos o como quiera ella llamarlos me he dado cuenta de algo muy importante.
La quiero mucho.
A ella, mi gran amiga, mi "sistaaah" (con voz de negra chunga).
Y hay muchos aspectos que me gustan de ella.
Me gusta que me de buenos consejos, me gusta que a veces sea tan misteriosa, me gusta ahora que se ha quitado las gafas, me gusta que me quiera tanto como yo a ella, me gusta su lado esotérico, me gusta ella pasado, es decir, la chica que quería estudiar medicina sobre todas las cosas.
Me gusta también el modo en el que ríe. Sus dedos largos y finos de pianista.
Su delgadez, su culo gordo (lo siento, tenía que mencionarlo), su altura estratosférica.
Me gusta su tono de voz, bastante agudo, pero después de un tiempo te das cuenta de que no puedes vivir sin él.
Me gusta la carta que me escribió...
En fin, me gusta ella.


Y ella se llama Miriam.

Hola, Domingo.

Es una buena forma de empezar el día escuchando canciones buenas.

29 ene 2011

beach



...y Pabla se descalzó y fue corriendo hacia la playa, su antigua amiga. Cerró los ojos y pensó que estaba en casa. Volvió a abrirlos y se dio cuenta de que todo era una ilusión. No estaba en casa y no iba a estarlo durante mucho tiempo... ¿Pero qué podía hacer ella? ¿llorar y hundirse en esos días? ¿intentar buscar desesperadamente un amigo?
Debía ser madura, y ser feliz.

27 ene 2011

Prófugos

Sinceramente, no lo sé.
No sé si tus palabras van para mí, para otra persona, o simplemente las dices al viento. Pero me hace feliz pensar que son para mí. Te echo de menos, es innegable. Te quiero en mi cama, dándome calor en estas noches tan frías... te necesito en mi oído, diciéndome todas esas cosas que tienes que decirme...
Te necesito.



Siempre seremos prófugos los dos.

26 ene 2011

Quiero muchas cosas.
-Una habitación rosa con la cama de forja.
-Que mis gatos estén felices.
-Que la manicura me salga perfecta a la primera.
-Una cámara nueva. (o un carrete para las viejas)
-Un novio que me quiera y me comprenda.
-Unas gafas de sol nuevas y grandes, muy grandes.
-Gritar.
-Una cajetilla de Lucky Strike.
-Que mis padres estén orgullosos de mí.
-Un curso intensivo de francés.
-Ir a estudiar a un sitio que me guste.
-Que mi gato deje de afilarse las uñas con mis piernas.
-Ver atardecer en la playa con alguien importante.
-Dejar a un lado la vergüenza.
-Ser feliz

andallthememoriesofthepubs,andtheclubsandthedrugsandthetubswesharedtogether,
willstaywithmeforever?

25 ene 2011

Tú.

Hoy he soñado contigo. No estabas aquí conmigo, ni estaba yo allí contigo; pero me llamabas, me decías que me querías, que pronto estaríamos juntos, que pronto volvería a ser feliz, que pronto volverías a ser feliz...
Espero que sea verdad. Espero que me hayas dicho esas cosas por alguna razón, porque yo sé que no era un sueño. Porque yo sé que era verdad. Que en algún lugar, nuestras almas volvieron a estar juntas y volvimos a ser felices.
Te quiero, me quieres, lo sé.
De momento sobrevivo con mis fotografías tuyas. Recordando momentos en los que éramos felices. Nada serio, pero siempre estabas ahí.

24 ene 2011

M.

Hoy es uno de esos días.
Esos días en los que prefiero no levantarme de la cama.
Cerrar la puerta de mi habitación y escuchar canciones tristes.
Solo quiero llorar y llorar y llorar.
Quizás mi alma se empiece a ahogar y coja un vuelo a Madrid.
Yo antes solía ser feliz.
Tenía una vida.
Tenía unos buenos amigos.
Tenía un buen amante, con coche.
Ahora, todo se ha ido a la mierda.
La única persona a la que beso es a mi madre, y el único hombre con el que comparto cama es mi gato.
A veces me paro a pensar.
¿Cómo se puede haber ido todo tan a la mierda?
Yo solía ser feliz.
Ahora no puedo salir de mi agujero, de hecho. Solo puedo hundirme más.
Llevo un mes sin salir a la calle.
Ya no hay nada que me alegre.
Salvo encadenarme a mis recuerdos.
Y pensar que el algún momento de mi vida fui feliz.

l'amour n'est pas que dans les chansons

Todavía me acuerdo de mi primer amor. Era mayor que yo, tenía el pelo negro, los ojos marrones y tenía muy mala leche. Tenía enamoradas a todas las chicas del colegio y era un malote en toda regla. Nadie le pisaba, como solía decir él. Yo tenía diez años y él doce. Era un muy buen amigo mío, nuestras madres eran amigas y nos solíamos ver a menudo. Pero nunca me atreví a decirle que me gustaba.
Un día, me dijo que se iba a Murcia. Fue el último día que le vi.
Lloré todo el verano, preguntándome porqué le había dejado ir.
Hasta entonces, me ha pasado lo mismo con todos mis amores. Acabo llorando todo el verano preguntándome porqué les dejé ir.

no hacen falta palabras

solo una canción...



19 ene 2011

reflexiones etílicas

¿Qué a qué se dedica Pabla Albanecich?
Básicamente está todo el día en el portátil, en la cama de su tío, descargando sus frustaciones sexuales en relatos pornográficos y bebiendo todo el día.
Quizás me esté convirtiendo en una especie de Bukowski del siglo XXI, pero sin barriga, sin apostar en los caballos, y lo más importante, sin pene.
Aunque admito que me gustaría tener pene.
Si fuera un tío tendría una jodida polla enorme y todos me miraríais y diríais, Hostia puta, ahí está Pablo, con su pene gigante... él es tan viril.
Las tías harían cola para follarme.
"Sí, Albanecich, te queremos, tienes una polla deliciosa, gruesa y rojiza."
Tranquilas chicas, hay Pablo para todas.
Llevaría una chaqueta de cuero y un peine en el bolsillo interior, para peinarme a lo James Dean cada dos por tres y así aumentar mi virilidad y mis amantes.
Todas estarían locas por mí. Sería un rompecorazones.
"-Tía? has oído hablar de Pablo Albanecich
-Ese de la polla enorme?
-Sí, ese, es genial. Le amo.
-Me encanta su pelo y su look a lo James Dean."

En serio, joder, ¿por qué no nací con huevos?
Tengo que conformarme con tener una vagina, y unas tetas que no me sirven para nada. Y en el caso de que me sirvieran me considerarían una facilona y me tacharían de libertina.

Esto es la mierda.

7 ene 2011

the great escape

Estaba mirando mi reloj impacientemente, hasta que por fin llegó la hora. Las cinco y media. Me levanté, cogí mi mochila y fui al baño a cambiarme, no quería que me vieras con uniforme. Guardé el uniforme y doblé la mochila para meterla en mi bolso gigante, ahí estaba esperándome a la salida del baño una muy buena amiga, Laura.
-¿Cómo es? ¿es guapo? ¿tenemos tiempo para un helado?
-Hmm... es guapo, sí, y no creo que tenga tiempo para un helado.-dije colcándome el bolso mientras bajaba las escaleras.
-Pabla, cuidado.-dijiste cogiéndome del brazo, nos escondimos detrás de una columna porque ahí estaba, la profesora de teatro, y obviamente, no queríamos que nos viera, ya que nos sataríamos su clase.
-Gracias tía.-dije-Bueno, lo del helado ya veremos...
Salimos de aquel horrible edificio llamado colegio y bajamos por la calle. Nos metimos en un local y compré dos helados, uno para ella y otro para mí. Vi la hora, eran las seis menos cuarto y habíamos quedado a las seis.
-Mierda.-dije.-Llego tarde.
-Bueno, si le importas... te esperará.
-Ya pero... me dijo que no podría aguantar cinco minutos sin fumar...
-Lo bueno se hace esperar.
Seguimos caminando hasta que llegamos a la parada del autobús.
-Bueno, ahí está mi autobús.-dijo mientras tiraba el emboltorio del helado al suelo.-Hasta aquí te acompaño, que tengo que ir al médico.
-Vale, gracias, suerte.-dije mientras me despedía con la mano.
-Espero que tú también tengas suerte.
-Gracias.-dije, cuando acabé de decirlo, Laura subió el autobús y yo fui caminando rapidísimo hasta la boca de metro. Estaba realmente paranoica esa tarde, escondiéndome para que nadie viera que me saltara las clases. Abrí mi bolso, saqué el monedero y metí el euro en la máquina para recibir mi billete.
"Vale Pabla, esto no está bien, pero lo haces por divertirte. Recuerda, solo divertirte" pensé mientras caminaba para coger el metro. Finalmente, el metro llegó, subí y me senté en un asiento mientras jugueteaba con el ipod.

"Próxima estación: Principe de Vergara. Correspondencia con línea 9."

"Es la mía" pensé mientras me ponía de pie. El metro paró y bajé, hice el transbordo y me volví a sentar en el metro.
Miré la hora.
Eran las 6 en punto, ya llegaba tarde.
En ese momento, sonaba una canción que me gustaba muchísimo, Reckless, de Crystal Castles.

"Próxima estación: Pavones."

"Vale, ya estamos aquí, no hay marcha atrás. No voy a ponerme las gafas... ¿y si no le reconzco? mejor me las pongo. Bueno, no, no me las pongo. Cuando le vea sabré que es él." pensé. El metro paró y bajé del carro. Miré a mi alrededor, y entre la multitud logré diferenciarte, eras el único que no se había puesto de pie para coger el metro, era lógico que fueras tú.
Llevabas una camiseta a rayas blancas y azules, y unos pantalones vaqueros.
En ese momento el corazón me iba a mil y tenía la piel de gallina, estaba haciendo algo que estaba mal y lo sabía.
-Hola.-dijiste levantándote de aquel banco de metro.
-Hola.-respondí siguiéndote. Salimos de la boca del metro y empezaste a hablar, a hablar de tus vecinos gitanos, que si lavaban el coche, que si algo de un zumo y de un niño, blah blah blah.
-¿Quieres un cigarrillo?
-Claro que sí.-cogí uno y me lo puse en la boca. Me lo encendiste.
Dimos unas vueltas muy extrañas y llegamos a lo que parecía ser tu casa. Abriste la puerta y subimos y subimos escaleras. Era un quinto, o algo así. Me ofreciste un vaso de agua, y acepté, abriste el frigorífico y de una botella de coca-cola me serviste agua. Me lo bebí de un trago. Luego me señalaste el lavaplatos. Me contaste la historia de porqué estaba roto. Algo de un café y pollas en vinagre. Hice como si te escuchara y me llevaste al salón.
-¿Dejo aquí las cosas?-te pregunté. Asentiste y dejé ahí el bolso. Me enseñaste tu colección de discos.
-Este, es un regalo.-dijiste mientras me enseñabas Never mind the bollocks.-Mira esto.-dijiste sacando un disco-Es la edición americana.-me lo pusiste a unos tres centímetros de mi cara.-Sabes cuál es, ¿verdad?
Asentí.
-Es Is this it, de los Strokes, la otra versión tiene un culo.
-Ya lo sé.-dije, yo no quería hablar, solo quería echar un polvo ya. Me señalaste un tocadiscos y me explicaste la historia, y blah blah. Cogiste The great scape de Blur y lo pusiste. Empezó a sonar Stereotypes.-Bueno, ¿dónde está tu habitación?
-Ahí.-dijiste señalándola, me di la vuelta para ir, pero me paraste. Me abrazaste por detrás, me apartaste el pelo y empezaste a besarme el cuello. Con tus manos recorrías cada centímetro de mi cuerpo.
-Vamos.-dije mientras me mordía el labio. Me besaste otra vez y practicamente empujándome llegamos a tu habitación.
-Mira, tu novio.-dijiste señalando una foto de Julian Casablancas que tenías pegada en la pared.
-Yo también tengo esa puta foto.-dije mientras me movía de un lugar a otro sentada sobre ti. Me diste la vuelta y quedaste encima de mí. Empezaste a besarme y me quitaste la camiseta. Te quitaste la camiseta. Seguiste besándome y me quitaste el pantalón. Yo misma me quité los zapatos y las medias. No paraste de besarme en ningún momento y con la mano derecha me desabrochaste el sujetador. Me lo sacaste de un tirón. Seguimos besándonos. Empezaste a lamerme los pechos. Yo comenzaba a gemir, mientras de fondo estaba empezando a sonar Country House. Sonreí porque me encantaba esa canción. En un momento me sacaste las bragas y empezaste a comérmelo. Yo estaba viendo a los putos dioses. Te paraste, me miraste y me dijiste:
-Ahora te toca a ti.
Te desabrochaste el pantalón y ¡ta-dam! no llevabas calzoncillos.
-Vaya...-dije riéndome. Las risas no duraron más de tres segundos, porque me lancé como una puta condenada a chupártela. Cuando ya estábamos calientes, te terminaste de quitar los pantalones y los zapatos, unos botines, si no recuerdo mal. Te pusiste sobre mí, te pusiste el condón, y me la metiste.
Yo gemí, y mientras, cantaba en bajito "she lives in a houuuseee, in a very big house in the countryyyy".
Estuviste dándome un buen rato. La canción acabó. Empezó Best Days, no me gustaba demasiado.
-¿Cambiamos de posición?
-Vale
Me puse a cuatro patas y fuiste un bestia conmigo. No podía parar de gemir, y cuando me di cuenta, la canción había acabado y estaba empezando Charmless man.
-Me encanta esta canción.-dije entre gemidos. No oíste porque estabas demasiado concentrado dándole al tema. Yo en mi cabeza cantaba "Na na na na na na naaa".
-¿Cambiamos?
-Vale.-dijiste sudando. Me puse encima mientras te abrazaba y te besaba. No me había dado cuenta, estaba sonando The Universal. No me gustaba mucho esa canción.
-¿Cambiamos?
Simplemente asentiste, estabas sudado y tenías cara de cansancio. Te volviste a poner encima. Estuviste uno o dos minutos dándome, y yo ya estaba a punto.
-Deja ponerme encima.
Me puse encima, y empezó a sonar Mr Robinson's Quango. Estuve un buen tiempo dándole, moviéndome en círculos, me gustaba más que ir arriba de abajo. Estuve un buen tiempo, ya habían pasado varias canciones, ahora sonaba It could be you.
-Mierda puta, voy a correrme.-dijiste agarrándome fuerte de las caderas.
-Yo también.-dije yendo rápido, te abracé y te besé el cuello. Te mordí el cuello y me aferré a tu espalda, llegando incluso a arañarte. Acabaste y yo acabé. Estaba tan exhausta que me acosté a tu lado, apoyando mi cabeza en tu pecho. Me empezaste a contar tus historias, y yo asentí a todo lo que decías.
-Joder, desde que te pusiste encima quería correrme, pero me aguanté hasta que pude. Me encanta que te muevas en círculos.
-Ya... a mí me gusta más.
Hubo un silencio. Sonaba Globe Alone.
-Tienes buenas tetas, ¿eh?-dijiste rompiendo el silencio.
-Tú también.
-Yo no tengo tetas.
-Sí que tienes.-dije tocando tu pecho. Te levantaste y te sacaste el condón.
-¿Sabes qué hacer cuando terminas de echar un polvo y hay silencios incómodos? Para alegrarte, y tal.
-No.
Cogiste el condón y fuiste al baño. Llegaste con el condón lleno de agua.
-Joder, eso es viejo, también lo hacía mi ex.
-Sí, ya, ¿pero a qué tu ex no hacía esto?
Ataste el condón, abriste la ventana y lo lanzaste.
-Hostia puta, qué has hecho.
-Creo que le he dado a alguien.
Empecé a vestirme, tú también. Apagaste la música. Miré el reloj, eran las siete y cuarto, debía estar en casa a las siete.
-Joder, llego tarde.-dije vistiéndome a toda leche.-Tenía que estar en casa a las siete.
-Bah, no importa.-dijiste mientras terminabas de vestirte.
-¿Me acompañas? no sé dónde coño estoy.
-Claro.-dijiste. Sacaste la cajetilla de cigarrillos del bolsillo de tu camiseta y quedaban solo dos.
-Uno para mí. Otro para ti.-dije estirando la mano para que me dieras uno. Me diste uno y me lo encendiste.
-Toma esta mierda.-dijiste dándome la cajetilla, la hice una pelota y la lancé por ahí.-Oye, ¿y si nos ve tu madre?
-No me jodas...
-Hostia puta, diría algo así como: Sí, mi hija se está follando al cantante de los caraculos, ese, que está tan bueno.
-Tienes los humos muy subidos, ¿eh?
Entramos al metro.
-Acompáñame.-dije.
-Joder, solo me quedan dos viajes en el metrobus, ¿cómo voy mañana a clase?
-Me importa una mierda. Acompáñame.
Viniste conmigo y esperamos el metro. Llegó y nos montamos en él. Te miraste en el reflejo del cristal y empezaste a peinarte. Luego me contaste más historias, algo de una puta, y de seguir a alguien, y de su madre, y de los caraculos. Yo hice como que te prestaba atención.

"Próxima estación: Príncipe de Vergara. Correspondencia con línea 2."

-Vamos.
Me levanté y te levantaste. Nos bajamos del metro, subimos las escaleras mecánicas para el transbordo y unos guardias nos pidieron los billetes.
-Te acompaño hasta aquí, ¿eh?
-Anda, no me jodas. Si llega el metro ahora me voy. Si no, me acompañas.
No hice nada más que acabar la frase y el metro llegó.
-Tienes suerte, hijoputa.
Dije cogiendo el metro. Me puse los cascos, encendí el ipod y me senté.


desde entonces, soy una chica mala.

4 ene 2011

L.

Llevo intentando dedicarte una entrada desde la existencia de este blog, simplemente no se me ocurren palabras, solo hechos, cosas que hicimos juntas; combinar los calcetines con el bolso, ir a conciertos y gritar que seríamos Kafka y Bukowski del siglo XXI, emborracharnos con un suspiro y poner de excusa que somos bajitas, ver Bob Esponja en mi casa, Jaggerbombs en mi despedida...
Te adoro, Laura. No te olvides de lo que te dije en el aeropuerto.

Yo soy como Terminator, volveré.

me has matado

si el mundo se acaba, quiero estar contigo

3 ene 2011

demencia

Las bolsas de mis ojos delataban que había estado llorando probablemente todo el día. Te acercaste a mí.
-¿Estás bien?
-Sinceramente... no. Quiero volver a Madrid, quiero a mis amigos, quiero todo.-respondí dándole una calada a mi cigarrillo. Aquel día me levanté con un humor de perros y solo quería desaparecer. Íbamos en masa a la gran fiesta, quizás seríamos unas 40 personas andando por la carretera. Te acercaste a mí. Llevábamos horas hablando y me pareciste una chica muy simpática. No nos decíamos nada, pero no era un silencio incómodo, se notaba la química en el lugar. Finalmente, llegamos, ahí estábamos, en frente de aquella casa que tenía una garrafa de vino por buzón. No había nadie. Esperamos todos sentados en la acera, hasta que llegó la dueña. Nos abrió la puerta e invadimos la casa, pero preferimos quedarnos en el patio. En un momento sacaste de tu mochila un whiskey de doce años, tenía la pinta de ser bastante caro.
-¿Quieres?-me preguntaste mientras lo abrías.
-Claro que sí, a ver si me animo.
Al primer trago puse cara ácida, y al segundo me fui adaptando al sabor. Empezamos a jugar y a beber, hasta que vi que de tu bolsillo sacaste unas pastillas.
-¿Quieres?-me preguntaste nuevamente
-¿Qué coño es eso?
-Son antidepresivos, si te tomas uno con alcohol, te sube más. Si te tomas dos... te puede dar un chungo.-sacó uno y lo puso en mi mano. Me planteé la opción de tomarlo o no. En aquel momento me importaba un carajo si me daba algo. Me lo metí en la boca y tragué un poco de whiskey para pasarlo mejor.
Desde ahí solo tengo recuerdos sueltos.
A lo mejor seré una drogodependiente, pero estoy feliz, como una perdiz en Madriz.

bizarre love triangle

-Yo no suelo hacer estas cosas-decías mientras jugueteabas con la hierba entre tus dedos. Con una mirada me invitaste a sentarme contigo en tu tabla, y así lo hice. Me abrazaste.
-¿Qué piensas hacer?-pregunté nerviosa, mirando al suelo. No me respondiste, simplemente me besaste.
-No deberíamos hacer esto...

Te levantaste, y yo te seguí. Fuimos caminando durante unos instantes ignorando lo que había ocurrido. Paraste. Me paré. Una mirada fugaz y sin darme cuenta me volviste a besar otra vez.

-¿A qué te dedicas, Pabla?
-A cavar mi propia tumba

2 ene 2011

Otra vez

Tampoco era tan dificil. Aquí estoy, de nuevo.
Año nuevo, vida nueva, pero espero que en mi caso sea vieja.

Llévame a Madrid, 2011