7 ene 2011

the great escape

Estaba mirando mi reloj impacientemente, hasta que por fin llegó la hora. Las cinco y media. Me levanté, cogí mi mochila y fui al baño a cambiarme, no quería que me vieras con uniforme. Guardé el uniforme y doblé la mochila para meterla en mi bolso gigante, ahí estaba esperándome a la salida del baño una muy buena amiga, Laura.
-¿Cómo es? ¿es guapo? ¿tenemos tiempo para un helado?
-Hmm... es guapo, sí, y no creo que tenga tiempo para un helado.-dije colcándome el bolso mientras bajaba las escaleras.
-Pabla, cuidado.-dijiste cogiéndome del brazo, nos escondimos detrás de una columna porque ahí estaba, la profesora de teatro, y obviamente, no queríamos que nos viera, ya que nos sataríamos su clase.
-Gracias tía.-dije-Bueno, lo del helado ya veremos...
Salimos de aquel horrible edificio llamado colegio y bajamos por la calle. Nos metimos en un local y compré dos helados, uno para ella y otro para mí. Vi la hora, eran las seis menos cuarto y habíamos quedado a las seis.
-Mierda.-dije.-Llego tarde.
-Bueno, si le importas... te esperará.
-Ya pero... me dijo que no podría aguantar cinco minutos sin fumar...
-Lo bueno se hace esperar.
Seguimos caminando hasta que llegamos a la parada del autobús.
-Bueno, ahí está mi autobús.-dijo mientras tiraba el emboltorio del helado al suelo.-Hasta aquí te acompaño, que tengo que ir al médico.
-Vale, gracias, suerte.-dije mientras me despedía con la mano.
-Espero que tú también tengas suerte.
-Gracias.-dije, cuando acabé de decirlo, Laura subió el autobús y yo fui caminando rapidísimo hasta la boca de metro. Estaba realmente paranoica esa tarde, escondiéndome para que nadie viera que me saltara las clases. Abrí mi bolso, saqué el monedero y metí el euro en la máquina para recibir mi billete.
"Vale Pabla, esto no está bien, pero lo haces por divertirte. Recuerda, solo divertirte" pensé mientras caminaba para coger el metro. Finalmente, el metro llegó, subí y me senté en un asiento mientras jugueteaba con el ipod.

"Próxima estación: Principe de Vergara. Correspondencia con línea 9."

"Es la mía" pensé mientras me ponía de pie. El metro paró y bajé, hice el transbordo y me volví a sentar en el metro.
Miré la hora.
Eran las 6 en punto, ya llegaba tarde.
En ese momento, sonaba una canción que me gustaba muchísimo, Reckless, de Crystal Castles.

"Próxima estación: Pavones."

"Vale, ya estamos aquí, no hay marcha atrás. No voy a ponerme las gafas... ¿y si no le reconzco? mejor me las pongo. Bueno, no, no me las pongo. Cuando le vea sabré que es él." pensé. El metro paró y bajé del carro. Miré a mi alrededor, y entre la multitud logré diferenciarte, eras el único que no se había puesto de pie para coger el metro, era lógico que fueras tú.
Llevabas una camiseta a rayas blancas y azules, y unos pantalones vaqueros.
En ese momento el corazón me iba a mil y tenía la piel de gallina, estaba haciendo algo que estaba mal y lo sabía.
-Hola.-dijiste levantándote de aquel banco de metro.
-Hola.-respondí siguiéndote. Salimos de la boca del metro y empezaste a hablar, a hablar de tus vecinos gitanos, que si lavaban el coche, que si algo de un zumo y de un niño, blah blah blah.
-¿Quieres un cigarrillo?
-Claro que sí.-cogí uno y me lo puse en la boca. Me lo encendiste.
Dimos unas vueltas muy extrañas y llegamos a lo que parecía ser tu casa. Abriste la puerta y subimos y subimos escaleras. Era un quinto, o algo así. Me ofreciste un vaso de agua, y acepté, abriste el frigorífico y de una botella de coca-cola me serviste agua. Me lo bebí de un trago. Luego me señalaste el lavaplatos. Me contaste la historia de porqué estaba roto. Algo de un café y pollas en vinagre. Hice como si te escuchara y me llevaste al salón.
-¿Dejo aquí las cosas?-te pregunté. Asentiste y dejé ahí el bolso. Me enseñaste tu colección de discos.
-Este, es un regalo.-dijiste mientras me enseñabas Never mind the bollocks.-Mira esto.-dijiste sacando un disco-Es la edición americana.-me lo pusiste a unos tres centímetros de mi cara.-Sabes cuál es, ¿verdad?
Asentí.
-Es Is this it, de los Strokes, la otra versión tiene un culo.
-Ya lo sé.-dije, yo no quería hablar, solo quería echar un polvo ya. Me señalaste un tocadiscos y me explicaste la historia, y blah blah. Cogiste The great scape de Blur y lo pusiste. Empezó a sonar Stereotypes.-Bueno, ¿dónde está tu habitación?
-Ahí.-dijiste señalándola, me di la vuelta para ir, pero me paraste. Me abrazaste por detrás, me apartaste el pelo y empezaste a besarme el cuello. Con tus manos recorrías cada centímetro de mi cuerpo.
-Vamos.-dije mientras me mordía el labio. Me besaste otra vez y practicamente empujándome llegamos a tu habitación.
-Mira, tu novio.-dijiste señalando una foto de Julian Casablancas que tenías pegada en la pared.
-Yo también tengo esa puta foto.-dije mientras me movía de un lugar a otro sentada sobre ti. Me diste la vuelta y quedaste encima de mí. Empezaste a besarme y me quitaste la camiseta. Te quitaste la camiseta. Seguiste besándome y me quitaste el pantalón. Yo misma me quité los zapatos y las medias. No paraste de besarme en ningún momento y con la mano derecha me desabrochaste el sujetador. Me lo sacaste de un tirón. Seguimos besándonos. Empezaste a lamerme los pechos. Yo comenzaba a gemir, mientras de fondo estaba empezando a sonar Country House. Sonreí porque me encantaba esa canción. En un momento me sacaste las bragas y empezaste a comérmelo. Yo estaba viendo a los putos dioses. Te paraste, me miraste y me dijiste:
-Ahora te toca a ti.
Te desabrochaste el pantalón y ¡ta-dam! no llevabas calzoncillos.
-Vaya...-dije riéndome. Las risas no duraron más de tres segundos, porque me lancé como una puta condenada a chupártela. Cuando ya estábamos calientes, te terminaste de quitar los pantalones y los zapatos, unos botines, si no recuerdo mal. Te pusiste sobre mí, te pusiste el condón, y me la metiste.
Yo gemí, y mientras, cantaba en bajito "she lives in a houuuseee, in a very big house in the countryyyy".
Estuviste dándome un buen rato. La canción acabó. Empezó Best Days, no me gustaba demasiado.
-¿Cambiamos de posición?
-Vale
Me puse a cuatro patas y fuiste un bestia conmigo. No podía parar de gemir, y cuando me di cuenta, la canción había acabado y estaba empezando Charmless man.
-Me encanta esta canción.-dije entre gemidos. No oíste porque estabas demasiado concentrado dándole al tema. Yo en mi cabeza cantaba "Na na na na na na naaa".
-¿Cambiamos?
-Vale.-dijiste sudando. Me puse encima mientras te abrazaba y te besaba. No me había dado cuenta, estaba sonando The Universal. No me gustaba mucho esa canción.
-¿Cambiamos?
Simplemente asentiste, estabas sudado y tenías cara de cansancio. Te volviste a poner encima. Estuviste uno o dos minutos dándome, y yo ya estaba a punto.
-Deja ponerme encima.
Me puse encima, y empezó a sonar Mr Robinson's Quango. Estuve un buen tiempo dándole, moviéndome en círculos, me gustaba más que ir arriba de abajo. Estuve un buen tiempo, ya habían pasado varias canciones, ahora sonaba It could be you.
-Mierda puta, voy a correrme.-dijiste agarrándome fuerte de las caderas.
-Yo también.-dije yendo rápido, te abracé y te besé el cuello. Te mordí el cuello y me aferré a tu espalda, llegando incluso a arañarte. Acabaste y yo acabé. Estaba tan exhausta que me acosté a tu lado, apoyando mi cabeza en tu pecho. Me empezaste a contar tus historias, y yo asentí a todo lo que decías.
-Joder, desde que te pusiste encima quería correrme, pero me aguanté hasta que pude. Me encanta que te muevas en círculos.
-Ya... a mí me gusta más.
Hubo un silencio. Sonaba Globe Alone.
-Tienes buenas tetas, ¿eh?-dijiste rompiendo el silencio.
-Tú también.
-Yo no tengo tetas.
-Sí que tienes.-dije tocando tu pecho. Te levantaste y te sacaste el condón.
-¿Sabes qué hacer cuando terminas de echar un polvo y hay silencios incómodos? Para alegrarte, y tal.
-No.
Cogiste el condón y fuiste al baño. Llegaste con el condón lleno de agua.
-Joder, eso es viejo, también lo hacía mi ex.
-Sí, ya, ¿pero a qué tu ex no hacía esto?
Ataste el condón, abriste la ventana y lo lanzaste.
-Hostia puta, qué has hecho.
-Creo que le he dado a alguien.
Empecé a vestirme, tú también. Apagaste la música. Miré el reloj, eran las siete y cuarto, debía estar en casa a las siete.
-Joder, llego tarde.-dije vistiéndome a toda leche.-Tenía que estar en casa a las siete.
-Bah, no importa.-dijiste mientras terminabas de vestirte.
-¿Me acompañas? no sé dónde coño estoy.
-Claro.-dijiste. Sacaste la cajetilla de cigarrillos del bolsillo de tu camiseta y quedaban solo dos.
-Uno para mí. Otro para ti.-dije estirando la mano para que me dieras uno. Me diste uno y me lo encendiste.
-Toma esta mierda.-dijiste dándome la cajetilla, la hice una pelota y la lancé por ahí.-Oye, ¿y si nos ve tu madre?
-No me jodas...
-Hostia puta, diría algo así como: Sí, mi hija se está follando al cantante de los caraculos, ese, que está tan bueno.
-Tienes los humos muy subidos, ¿eh?
Entramos al metro.
-Acompáñame.-dije.
-Joder, solo me quedan dos viajes en el metrobus, ¿cómo voy mañana a clase?
-Me importa una mierda. Acompáñame.
Viniste conmigo y esperamos el metro. Llegó y nos montamos en él. Te miraste en el reflejo del cristal y empezaste a peinarte. Luego me contaste más historias, algo de una puta, y de seguir a alguien, y de su madre, y de los caraculos. Yo hice como que te prestaba atención.

"Próxima estación: Príncipe de Vergara. Correspondencia con línea 2."

-Vamos.
Me levanté y te levantaste. Nos bajamos del metro, subimos las escaleras mecánicas para el transbordo y unos guardias nos pidieron los billetes.
-Te acompaño hasta aquí, ¿eh?
-Anda, no me jodas. Si llega el metro ahora me voy. Si no, me acompañas.
No hice nada más que acabar la frase y el metro llegó.
-Tienes suerte, hijoputa.
Dije cogiendo el metro. Me puse los cascos, encendí el ipod y me senté.


desde entonces, soy una chica mala.

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