7 dic 2011

La carta que siempre existirá en mi mesilla

Hola Laura,
Supongo que no te esperabas esta carta. La verdad, es que hay pocas cosas que pueda contarte, ya que prácticamente hablamos todos los días, pero creo que las cartas son más personales y quería que tuvieses un recuerdo (más) de mí.
Yo estoy de "vacaciones", ya sabes, tengo sentimientos encontrados, en parte por lo de perder el año, y por otra, porque lo apoyo.
Sigo sin saber nada de nuestra queridísima Gordis, aunque puedo cotillear algunas fotos suyas corroborar que cada día está más gorda y machorra.
Amigos... tengo pocos, básicamente dos: un tal Pablo y un tal Esteban.... son muy majos, hay uno que creo que me tira un poco los trastos, pero en fin, son muy buenos amigos, y supongo que eso es lo que importa.
Paso de chicos (sé que algún día conoceré a un gilipollas que me vuelva loca y tendré que comerme mis palabras, pero de momento no ha pasado), dedico mi tiempo libre a escribir y a leer; ahora me estoy leyendo On the Road, de Jack Kerouac... pero bueno, además de leer y escribir (cosas de mierda, por cierto), no he hecho nada más interesante. Y cuando digo nada, me refiero a nada. Por ejemplo, mi cuarto no lo he ordenado en semanas (y ya no puedo decir que es porque no tengo tiempo) y cuando hoy me he puesto a ordenarlo, me he encontrado con uno de los sobres que compré hace tiempo para enviaros cartas y... ¡me ha venido la inspiración!
Pero bueno, Laura, supongo que ya no querrás leer más mis tonterías, así que te dejo.
Un abrazo y un beso,
Pabla Albanecich.


Esto es una carta que jamás envié, porque en el momento en el que la iba a echar el sobre, me di cuenta de que mi vida había cambiado muchísimo, en una semana.
La fecha de esta carta es del 6 de Agosto de 2011.