2 mar 2012

A mi amor

Era obvio que después de haber echado las cosas en el armario y haberlo cerrado a presión, iban a ceder las visagras y la casa se me iba a llenar de basura.
Era obvio, pero aún así, lo hice. Porque quería apartarlas de mi vista durante un momento; y ahora estoy aquí, sentada en la cama mirando el desorden de mi habitación; pero me tranquiliza saber que en un rincón de la ciudad, mi amor duerme. Duerme, duerme tranquilo, que nadie te moleste, que nadie te despierte y que nadie te quite tus sueños. Duerme, duerme tranquilo... eres tan afortunado, tanto que a veces te envidio. Pero no es más que una envidia sana que a los 30 segundos se convierte en un gran orgullo.
Así que tranquilo, duerme, sueña y haz todas esas cosas que yo ya no puedo hacer.

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