13 jul 2011

Amor y yo

Mierda, por mucho que me haga la insensible, soy adicta al amor. Y es una adicción que jamás he podido (ni voy a) controlar. Lo que pasa es que normalmente confundo cualquier cosa con amor, y me embarco en relaciones esporádicas sin sentido que acaban conmigo aturdida en una casa ajena fumándome un cigarrillo.
Pero no todo es tan malo, cada cierto tiempo, conozco a gente excepcional que hace que mis hormonas se revolucionen y que me hacen sentir viva otra vez. Y me enamoro, y entro en una espiral casi autodestructiva en la que lo único que anhelo son palabras bonitas que casi nunca suelen llegar.
Cometo errores, pierdo la cabeza, me emborracho y envío mensajes de amor, te sigo por las calles... voy a hacer lo posible por conseguirte, aunque lo único que conseguiré será una orden de alejamiento; lo que me causa una ida directa a la rehabilitación de los corazones rotos, más conocido como alcohol.

Y esa es mi triste vida. Después de prácticamente un año enamorada y haciendo cosas realmente psicópatas, creo que por fin, debería pasar página y centrarme en alguien real y no a más de mil kilómetros de distancia.
Hoy pensé que el amor a distancia jamás durará más de dos meses sin verse, y que las cartas, los mensajes y las palabras de amor, te hacen ver como una verdadera idiota.
Es una pena que me entere de esto un año después, cuando llevo pareciendo estúpida una eternidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario